Mañana, con una fiesta, consonni celebra el punto final a la residencia que ha realizado en Azkuna Zentroa.
No voy a poder ir, pero sí me apetece traer y acercar aquí una reflexión sobre Producción editorial que María Mur escribió en el número 33 de Trama & Texturas.
- La producción editorial, para nosotras, no es solo fabricación de libros; es sobre todo la reproducción de ideas, de pensamiento crítico. Las publicaciones en consonni se han convertido en un espacio de resistencia. Tras más de veinte años produciendo proyectos muy diferentes entre sí, la edición se convierte en un lugar de reflexión que materializa las ideas en las que se sostienen las producciones artísticas, aunque ni siquiera se mencionen. Estos proyectos artísticos y estos libros de ensayo tienen en común la capacidad de compartir contenido. Como sostiene Michael Bhaskar en su libro La máquina de contenido, estamos rodeados de contenido. En la medida en que vivimos en la Era de la Información, vivimos en la Era del Contenido. No existe la producción de un proyecto artístico o la edición de un libro sin el contenido. Un contenido con un carácter público multifacético y en conflicto. Publicar, al fin y al cabo, es entre otras muchas cosas «hacer público» el contenido, y desde consonni la reflexión en torno a lo público viene de lejos. Así que, en realidad, como canta Anari, no hemos cambiado tanto, seguimos siendo cebra, antes blanca con rayas negras o ahora negra con rayas blancas. Buscamos distintas fórmulas para compartir y diseminar contenido de cultura crítica. Para que este contenido llegue al público, puede adoptar múltiples formatos…
Al fin y al cabo, el contenido que publicamos en los diversos formatos que trabajamos (proyectos de arte, talleres, podcasts, libros…) es aquel que nos afecta, aquel que quizás no transforme a la sociedad, pero desde luego nos transforma, nos afecta a nosotras. Dejarse afectar, en los términos como los describe Marina Garcés en su texto La honestidad con lo real:
Dejarse afectar no tiene nada que ver con el interés, puede ir incluso en contra del propio interés. No hay nada más doloroso que escuchar a un artista o a un académico presentando sus «temas», siempre con la apostilla: «me interesa…» «estoy interesado en…» los suburbios, por ejemplo. ¿Cómo le pueden interesar a uno los suburbios? O le conciernen o no le conciernen, o le afectan o no le afectan. Ser afectado es aprender a escuchar acogiendo y transformándose, rompiendo algo de uno mismo y recomponiéndose con alianzas nuevas.
Aplicamos la máxima Te la juegas en las distancias cortas, el eslogan de la colonia de hombres Brumel que nos gusta resignificar como máxima feminista para hablar precisamente de la necesidad de trabajar desde la proximidad, de escucharnos, atendernos y afectarnos. María Mur Dean; Publicar contenido en AA.VV.; Trama & Texturas 33; Trama editorial, pag. 156-159)