Ocio. Miriam Subirana

La palabra «ocio», que en la actualidad se utiliza para el tiempo en el que uno se divierte y distrae, surge del latín otium. La concepción romana del término significaba el tiempo que uno pasaba ocupándose de sí mismo…Ocuparse de sí no es una simple preparación momentánea para la vida: es una forma de vida. (Miriam Subirana; El placer de cuidarnos; Kairós, pag. 31)

Barazar – Saldropo – Atxuri – Arralde – Ubide

El tiempo te ayuda a reflexionar sobre las acciones del pasado. (Haruki Murakamai; Tokio blues; Tusquets, pag. 136)

Los caballos y un servidor. Nadie más en todo el recorrido. Barazar – Saldropo – Atxuri – Arralde – Ubide.

Una mañana más disfrutada que va a la mochila.

El tiempo no es el mismo… (Sandra Labastie)

Me he dado cuenta de que el tiempo de los adultos no es el mismo que el de los niños. Es una cosa misteriosa que no sé explicar. Hablan del tiempo que pasa como si fuese una catástrofe natural, se quejan continuamente de no tener tiempo. No es solo un problema de elegidos porque se lo he oído decir también a los no creyentes (la profe de francés dice muchas veces que el tiempo pasa a toda velocidad). Me acuerdo de una cosa que Richard me dijo: «No valemos más que las mariposas. Un día te das la vuelta y ves tu vida entera detrás de ti ¡y es demasiado tarde para todo!». Sin embargo, añadió: «Menos mal que hoy Dios nos da una segunda oportunidad». (Sandra Labastie; El mundo después; Alberdania, pag. 135-136)

Tiempo y corazón. Michael Ende

Esos relojes no son más que una afición mía. Sólo son reproducciones muy imperfectas de algo que todo hombre lleva en su pecho. Porque al igual que tenéis ojos para ver la luz, oídos para oír los sonidos, tenéis un corazón para percibir, con él, el tiempo. Y todo el tiempo que no se percibe con el corazón está tan perdido como los colores del arco iris para un ciego o el canto de un pájaro para un sordo. Pero, por desgracia, hay corazones ciegos y sordos que no perciben nada a pesar de latir. (Michael Ende; Momo; Alfaguara, pag. 152)

El tiempo entre medio. Rebecca Solnit

«El tiempo entre medio», el tiempo de caminar a o desde un sitio, de serpentear, de hacer recados. Ese tiempo ha sido deplorado como una basura, reducido, y su remanente se ha llenado con audífonos de música y conversaciones por el móvil. La habilidad para apreciar este tiempo muerto, el uso de lo inútil muchas veces parece estar evaporándose, como lo hace la apreciación de estar fuera, incluyendo fuera de lo conocido; las conversaciones por el móvil parecen servir como un amortiguador contra la soledad, el silencio y los encuentros con los extraños. (Rebecca Solnit; Wanderlust. Una historia del caminar; Capitán Swing, pag. 14)

Tiempo no concluyente. May Sarton

Ayer fue un día apresurado, descentrado y extraño; aunque el sol brilló, no salí para nada. Hoy me siento centrada y el tiempo es un amigo en lugar de un viejo enemigo. Esta mañana estábamos a cero grados. He encendido el fuego en mi estudio, y hay rosas amarillas y mimosas sobre el escritorio. La casa alberga un ambiente festivo, como de liberación. La casa y yo somos una, y estoy contenta de estar sola: tengo tiempo para pensar, tiempo para ser. Esta clase de tiempo no concluyente es uno de los lujos que importan de verdad, y me siento rica y espléndida por disponer de él. (May Sarton; Diario de una soledad; Gallo Nero; pag. 83-84)

Siempre deprisa. Henning Mankell

Tu vida ha sido una pura urgencia, siempre deprisa. Y nunca he comprendido por qué. De todos modos, uno nunca tiene tiempo de hacer más que una mínima parte de lo que desearía. Las vidas largas también resultan cortas. La gente de noventa puede soñar con la misma impaciencia que un adolescente. (Henning Mankell; El cerebro de Kennedy; Tusquets, pag. 303)

Priorizar el tiempo. Judy Wajcman

Priorizar el tiempo, ofrecer un acceso privilegiado al tiempo y aspirar a un tiempo de calidad son todas ellas formas de expresar afecto, a menudo dentro de una esfera privada espacial y temporalmente delimitada. (Judy Wajcman; Esclavos del tiempo. Vidas aceleradas en la era del capitalismo digital; Paidós pag. 212)

Tiempo y aroma. Byung-Chul Han

Donde hay aroma hay recogimiento.

El aroma es lento. Por eso no se adecúa, ni desde una perspectiva medial, a la época de las prisas. Los aromas no se pueden suceder a la misma velocidad que las imágenes ópticas. A diferencia de estas, ni siquiera se dejan acelerar. Una sociedad regida por los aromas seguramente no desarrollaría ninguna propensión al cambio y la aceleración.

[…] La época de las prisas no tiene aroma. El aroma del tiempo es una manifestación de la duración. (Byung-Chul Han; El aroma del tiempo. Un ensayo filosófico sobre el arte de demorarse; Herder, pag. 72)