Vacío. Delphine de Vigan

A veces conviene aceptar el vacío que deja la pérdida.

Renunciar a la distracción. Aceptar que ya no hay nada que decir.

Permanecer sentado, a su vera.

Cogiéndola de la mano.

Nos quedamos así. Michka cierra los ojos y yo dejo pasar el tiempo. Noto como la palma de su mano se calienta en la mía. Me parece ver en su rostro una sombra de serenidad. (Delphine de Vigan; Las gratitudes; Anagrama, pag. 133)

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