Errar
Errar como válvula de escape.
Sentir cómo el pensamiento
respira nuevamente.
Cómo se recompone y cobra vuelo
contagiado por la jovialidad de los pies.
Cómo se desmelena
y le crecen las barbas
de la deambulación dadaísta.
Triztan Tzara marchando
con Kropotkin.
Ya no más una botánica del asfalto.
La irreverente explotación
de lo banal.
La desfachatez del paseo
que no persigue nada.
El pulso interrumpido
sobre el gran mapa en blanco
de la pérdida de control.
Triunfo de la inestabilidad
sobre las decisiones
De la libre flotación
sobre el itinerario.
Dinamita
en la estructura del día.
La desorientación como camino.
Los pies toman por asalto
la cabeza
y la desoyen.
Los pies al fin
en el lugar de la cabeza. (Luigi Amara; A pie; Almadía, pag. 34-35)