Episodios de la vida. Carla Cerati

He aprendido a creer, quizá de modo supersticioso, que cualquier episodio de nuestra vida, hasta el más insignificante, contiene en sí una advertencia y sirve para prepararnos para acontecimientos futuros. (Carla Cerati; La mala hija; Muchnik editores 1993; 244)

Azar y necesidad. Marina Garcés

Que el azar y la necesidad son dos caras de un mismo fatalismo es la vivencia más concreta, más exclusiva y a la vez más repetida del enamoramiento. Cualquiera que se haya enamorado, como Diderot, habrá sentido que el azar más improbable ha producido el acontecimiento más inevitable. Que el «solo podías ser tú» se conjuga con el «cómo puede ser que nos hayamos encontrado». (Marina Garcés; Malas compañías; Galaxia Gutenberg, pag. 34)

Estado y legitimidad. Imanol Zubero

No hay nada de natural ni de intrínsecamente moral en la arquitectura estatonacional, en que unas naciones se constituyan en Estados soberanos y otras no; simplemente, es así, de hecho. No es más legítimo, ni más moral, ni más racional, ni más democrático, un Estado español que un Estado catalán o vasco; puede ser más real, pero esto no es sino el resultado de esa que Hegel denominó “astucia” de la razón histórica y que yo, que no soy ni filósofo ni hegeliano, simplemente llamo “historia”: así se han desarrollado los acontecimientos y este es el resultado. Nada que ver con la justicia, la razón o la moral. (Imanol Zubero; Humanidad. Ciudadanía y refugio: nada humano nos es ajeno en Amaia Izaola (Coord.); Euskadi es un refugio. Los derechos humanos y su universalidad ente el reto de los desplazamientos forzados; Los libros de la Catarata, pag. 18)

Sometidos a lo imprevisible. Joan-Carles Mèlich

La biografía propia surge como el relato de estos avatares, un relato incompleto, singular y ambiguo, porque si algo hay ineludible en nuestra vida es el hecho de que estamos sometidos a lo imprevisible, a lo improgramable, al azar y a las casualidades del tiempo, al poder de los acontecimientos, a todo lo que configura la fragilidad de la existencia. (Joan-Carles Mèlich; La experiencia de la pérdida; Fragmenta, pag. 25)

Ser humano es vivir haciendo un trayecto. Joan-Carles Mèlich

Ser humano es vivir haciendo un trayecto, haciendo un camino, un camino incierto que no se sabe adónde va a parar; es vivir expuesto, sometido al riesgo de los sucesos y de los acontecimientos. No se puede confundir un suceso con un acontecimiento. En ambos casos hay algo que irrumpe, pero mientras que en el suceso mi vida no se ve alterada de manera sustancial, y puede continuar con cierta normalidad, en el caso del acontecimiento, se produce una grieta en mi tiempo, y nada puede volver a ser como antes. (Joan-Carles Mèlich; La experiencia de la pérdida; Fragmenta, pag. 14)

El aroma del tiempo. Byung-Chul Han

Tanto el tiempo mítico como el histórico poseen una tensión narrativa. El tiempo está compuesto por un encadenamiento particular de acontecimientos. La narración da aroma al tiempo. El tiempo de puntos, en cambio, es un tiempo sin aroma. El tiempo comienza a tener aroma cuando adquiere una duración, cuando cobra una tensión narrativa o una tensión profunda, cuando gana en profundidad y amplitud, en espacio. El tiempo pierde el aroma cuando se despoja de cualquier estructura de sentido, de profundidad, cuando se atomiza o se aplana, se enflaquece o se acorta. Si se desprende totalmente del anclaje que le hace de sostén y de guía, queda abandonado. En cuanto pierde su soporte se precipita. La aceleración de la que tanto se habla hoy en día no es un proceso primario que acaba comportando distintos cambios en el mundo de la vida, sino un síntoma, un proceso secundario, es decir, una consecuencia de un tiempo que se ha quedado sin sostén, atomizado, sin ningún tipo de gravitación que lo rija. El tiempo se precipita, se agolpa para equilibrar una falta de Ser esencial, aunque no lo consigue porque la aceleración por sí misma no proporciona ningún sostén. Solo hace que la falta de Ser resulte incluso más penetrante. (Byung-Chul Han; El aroma del tiempo. Un ensayo filosófico sobre el arte de demorarse; Herder, pag. 38)

Buscar el rastro. Marina Garcés

Buscar el rastro del pasado y de lo que se ha vivido supone aprender a percibir, a través de las pistas visibles, lo que se ha perdido, barrido y tirado. Lo invisible y lo no pensado, las posibilidades no realizadas que dan el sentido último de cada acontecimiento. (Marina Garcés; Fuera de clase. Textos de filosofía de guerrilla; Galaxia Gutenberg, pag.  108)