Miradas Abril 2024

Aspirar el aire libre y trivial

de las horas muertas.

 (La elongación sonriente

de los días de pinta.)

Pasos efímeros

que casi no resuenan

y que al cabo se pierden

en su eco.

Caminata insumisa

a espaldas de los puntos

que brillan en el mapa.

Ponerse en movimiento

para asistir a la transformación

constante del espacio.

Echarse a andar

en una desubicación errática. (Luigi Amara; A pie; Almadía, pag. 36-37)

Paseantes de los martes. Arroletza – Tellitu – Sasiburu

Una caminata no vale para otra cosa que para hacer maravillosas las horas. No aporta nada en términos económicos o a nivel profesional, pero es pródiga en lo relativo al descubrimiento de uno mismo y en intensidad de momentos vividos. Nos remite a la pura generosidad de la vida sin más justificaciones. Frecuentemente nuestros actos cotidianos están desprovistos de todo valor aparte de su estricta utilidad. No tienen un más allá que los lleve a ser considerados bajo otra mirada. La contemplación de un amanecer o una puesta de sol, el descubrimiento de ciertos paisajes, la vista de un acantilado, de un peñasco, de un lago cuyo reflejo se aproxima poco a poco, o incluso ese sentimiento de libertad que guía su avance en el camino, le dan al caminante la sensación de un reencuentro con el cosmos, de una inmersión en un mundo abierto de nuevo. Del mismo modo que el espacio se carga de una sacralidad difusa, el tiempo de la caminata es un tiempo aparte, aislado de las obligaciones, un momento de excepción vivido con intensidad y posiblemente grabado a fuego en la memoria, en el cual se puede experimentar un conocimiento del mundo alrededor, que se va desvelando a medida que avanza. (David Le Breton; Caminar la vida. La interminable geografía del caminante; Siruela, pag. 19-20)

Con nuestro paseo-caminata de hoy por Arroletza, Tellitu y Sasiburu, los paseantes de los martes cerramos nuestro quinto ciclo. Más de 130 paseos disfrutando de la compañía y la naturaleza cercana. Esta misma semana, el 2 de mayo empezaremos el sexto ciclo a lo grande.

Hoy hemos escogido uno de los paseos cercanos que más nos gusta por las vistas que nos regala y por el entorno que nos acoge.

Disfrutar, además, de los conocimientos de Jose sobre el entorno y sus detalles es un regalo añadido.

Preciosa jornada.

Momentos. Nan Sheperd

Debe de haber muchas propiedades emocionantes de la materia que desconocemos porque no tenemos forma de conocerlas. Sin embargo, con lo que tenemos, ¡qué riqueza! La aumento cada vez que voy a la montaña: el ojo ve lo que no había visto antes o ve de una forma nueva lo que ya había visto. Y lo mismo con el oído y los demás sentidos. Es una experiencia que crece; los días ordinarios aportan lo suyo y, de vez en cuando, impredecibles e inolvidables, llegan los momentos en los que el cielo y la tierra se desvanecen y ves una nueva creación. Los numerosos detalles −un trazo aquí, un trazo allá− quedan por un instante perfectamente enfocados y puedes por fin leer la palabra que estaba allí desde el principio.

Estos momentos llegan de manera impredecible, aunque regidos, cabría pensar, por una ley cuyo funcionamiento se entiende vagamente. A mí me llegan con más frecuencia, como ya he indicado, cuando estoy despertando de un sueño al aire libre, contemplando en trance el correr del agua y escuchando su canción y, sobre todo, tras varias horas de caminata constante, con el ritmo largo del movimiento mantenido hasta que éste se hace sensación, y no sólo conocimiento para el cerebro, como «centro inmóvil» del ser. (Nan Sheperd; La montaña viva; errata naturae, pag. 186)

Ayer, en la caminata entre Ugao-Miraballes y Zeberio

disfruté de esos momentos impredecibles que a menudo se presentan cuando te echas a andar sin prisa y por espacios que no conoces.

La niebla siempre distinta en sus formas.

La primavera brotando en los hayedos con su escandalera verde.

Los habitantes naturales del medio apaciblemente presentes

La delicadeza en medio del camino

La crestería que a primera vista parecía difícilmente accesible…

y según me acercaba a Zeberio, esos caseríos, abandonados a veces, recuerdo y todavía realidad de un determinado modo de vida y de ser y estar.

Timidez. Lo pequeño

Hoy he dedicado y disfrutado de la mañana realizando una de las etapas de la GR-38, Ruta del vino y el pescado. En concreto la que va de Durango a Gernika Lumo.

31 kilómetros de sube, baja y llaneo entre paisajes verdes y agradables vistas.

Sin cruzarme con nadie en el camino a excepción de dos mujeres a primera hora en uno de los núcleos de caseríos que volvían de dar un paseo.

Me encuentro también con caseríos, iglesias y ermitas.

El agua se oye durante muchos momentos de fondo. También se ve y se cruza.

Pero hoy, curiosamente, he centrado la mirada en lo pequeño. Esta flor que parece querer esconderse

y esta fresa silvestre lo reflejan.

Ante tanto verdor parecen querer pasar desapercibidas mostrándose tímidas, vergonzosas y semiescondidas lo cual no deja de tener su encanto.

Al fin y al cabo, yo sabía por propia experiencia que la vergüenza puede forzarlo a uno a mostrarse esquivo, a ponerse a la defensiva, a ocultar y desfigurar las cosas, incluso a herir a los demás. (Bernhard Schlink; El lector; Anagrama 2009; 124)

Miradas Marzo 2024

Sigamos la clase de hebreo para evocar otra particularidad, en esta ocasión de tipo gramatical. La palabra jaim, la vida, es un plural; y es que en esta lengua la vida no existe en singular. El hebreo proclama que cada uno de nosotros tiene muchas vidas, no sucesivas sino trenzadas, como hilos que se cruzan a lo largo de la existencia y aguardan el desenlace para distinguirse. En hebreo, nuestras vidas conforman un tapiz hasta que podamos deshacer los nudos contando nuestras historias. (Delphine Horvilleur; Vivir con nuestros muertos. Pequeño tratado de consuelo; Libros del Asteroide 2022; 25-26)

Cantera del Peñascal – Atxarte

Los caminantes son «especialistas de la ciudad», porque la ciudad está hecha para ser caminada. (…) Una ciudad es un lenguaje, un almacén de posibilidades, y caminar es el acto de hablar dicho lenguaje, de seleccionar una o varias de entre todas esas posibilidades. Así como el lenguaje limita lo que puede ser dicho, la arquitectura limita por dónde se puede caminar, pero el caminante inventa otras maneras de andar, «ya que los cruces, los desvíos o la improvisación del caminar privilegian, transforman o abandonan elementos espaciales» (Michel de Certeau).  La metáfora de Michel de Certeau sugiere (…) que si la ciudad es un lenguaje hablado por caminantes, una ciudad pospetaonal no solo habrá caído en el silencio, sino que corre el peligro de convertirse en una lengua muerta. (Rebecca Solnit; Wanderlust. Una historia del caminar; Capitán Swing, pag. 313 y 314)

Hoy los paseantes de los martes no nos hemos movido de Bilbao.

Por la cantera del Peñascal

hemos subido hacia Atxarte

para volver después al punto de partida en un recorrido circular que ha empezado con día nublado y nieblado

y ha terminado soleado con cerezo en flor

y rato para el aperitivo en Rekaldeberri donde la clase trabajadora paseante se ha sumado al evento.


El martes que viene, si el tiempo acompaña, más.

Larrauri – Meñaka – Sollube – Bermeo

Prontito, a las 7:15, he empezado el tipi-tapa desde Larrauri para acercarme a Sollube.

Ya he subido en otras ocasiones desde Bermeo, Busturia y Arrieta. Las vistas que nos regala, si hay suerte de no encontrarte con la niebla como hoy ha sido, son espléndidas.

pero hoy quiero quedarme con la belleza

de lo pequeño

y colorido

que me he ido encontrando por el camino que en sus márgenes nos iba ofreciendo ya toda una paleta de colores gracias a las pequeñas flores.

«Flores y plantas son presencias silenciosas, nutren todos los sentidos excepto el oído…» (May Sarton; Anhelo de raíces; Gallo Nero, pag. 126)

Vida nieblada

Al pasear, muchas ocurrencias, relámpagos y luces de magnesio se mezclan y se encuentran con naturalidad para ser cuidadosamente elaboradas. (Robert Walser; El paseo; Siruela, pag. 29)

Me gusta a veces empezar a caminar cuando todavía es de noche e ir viendo amanecer mientras camino.

Hoy ha sido uno de esos días en los que eso ha sido posible y he disfrutado

Mientras caminaba, y en el ir yendo, me acercaba a humildes cimas, Unbe, Karabezu, Munarrikolanda

iba, al mismo tiempo, pensando y esperando noticias…

las noticias han llegado y han sido parecido a la niebla que me he encontrado a lo lejos que

puede que con el tiempo aclare, se mantenga o empeore. Con ella toca a veces pasar ratos de vida. Es la duda que se posa de repente en nosotros sin poder tener respuestas claras.

Lo mismo va pasando al caminar con el tiempo y el estado de ánimo que nos acompaña.

Gusto de paseo con todo desde Lauro a Larrabasterra.

Miradas Julio 2023

Cada experiencia emocional es única, aunque la denominemos con la misma palabra. (Carlos Castilla del Pino; Casa del Olivo, Tusquets, pag. 400)

Miradas y lecturas Abril 2023

El paisaje en el que se supone que está cimentada la identidad no es un terreno sólido: está hecho de recuerdos y de deseos, no de tierra y piedra, igual que las canciones. (Rebecca Solnit; Una guía sobre el arte de perderse; Capitán Swing, pag. 96-97)

Ubide – Otxandio – Oleta – Collado Leziaga – Arrazola

El trazado de un camino nunca es casual. No es el recorrido más corto entre dos puntos, sino el más sencillo. Es el resultado de la tendencia innata del ser humano por optar siempre por el camino que ofrece menor resistencia, puesto que economizar la energía siempre ha sido un factor fundamental para la supervivencia. (Torbjørn Ekelund; Senderos. El deseo de viajar a pie; Volcano, pag. 14)