Querer… Víctor Colden

Quiero poder seguir calzándome las botas con la ilusión del camino. Quiero poder seguir armándome de paciencia para dar un paso tras otro, sin desesperarme por la lentitud con la que tal vez avanzo. Quiero seguir fatigándome en las subidas y sintiendo el ánimo ligero de cuando baja uno silbando una canción, los pulmones llenos de un aire fresco que perfuman jaras y retamas; quiero sentarme luego bajo un árbol y sacar de la mochila la cantimplora, las nueces, una naranja grande y mi cuaderno. (Víctor Colden; Mañana me voy. Diario de una caminata por el norte de Soria; Abada editores 2023; 18)

Casi… la belleza

Caminando solo hoy a la mañana de Igorre a Bedia

Una soledad de dos, una conversación hilada a lo largo del camino, una mirada que se comparte.

Algo le falta a la belleza cuando se disfruta a solas. (Víctor Colden; Mañana me voy. Diario de una caminata por el norte de Soria; Abada editores 2023; 99)

Mungia-Arrieta-Fruiz-Mungia

Cuando marcho por uno de estos caminos, intento imaginarme a las personas que transitaron por ellos siglos atrás. Cuánta soledad, cuántas ilusiones; cuánto vino, cuánta agua y cuánta sed; cuántas risas y amargura, cuántas historias. Es reconfortante sentirse pequeño. Sólo soy uno más. (Víctor Colden; Mañana me voy. Diario de una caminata por el norte de Soria; Abada Editores 2023; 22)

Mañanera en solitario para hacer una bonita ruta circular que saliendo de Mungia pasa por Arrieta y Fruiz para volver, pasando cerca de Gamiz, de nuevo a Mungia.

Buena mañana para andar en la que sobre el rumor del agua que acompaña en muchos momentos sólo se oían los sonidos del trinar de los pájaros, del pisar al andar y del respirar, del alegre silbar a ratos… Y, de fondo, también el silencioso pensar…

El camino más difícil es el de la conversión, un camino que lleva del estar solo a experimentar la soledad como un valor positivo. En lugar de escapar de nuestra sensación de aislamiento, tratando de olvidarla o negarla, debemos protegerla transformándola en una soledad fructífera. […] Sentirse solo es doloroso, mientras que la soledad es una condición de paz. Si nos sentimos solos nos aferramos desesperadamente a los demás; la soledad nos permite esperar a los demás en su singularidad y hacer comunidad. (Nouwen en bell hooks; todo sobre el amor; Paidós, pag. 162)

Lentitud. Lamberto Maffei

En un mundo que corre vertiginosamente, con lógicas muchas veces incomprensibles, se nos plantea con fuerza el problema de la lentitud, como una meta del pensamiento y del camino a recorrer.

Caminar a mayor velocidad no equivale a conocer mejor lo que ofrece la vía y nadie quiere llegar antes al final de su propio camino. (Lamberto Maffei; Alabanza de la lentitud; Alianza, pag. 12)

Herencia. Kim Thúy

Mis padres nos recuerdan a menudo, a mis hermanos y a mí, que no tendrán dinero que dejarnos en herencia, pero creo que ya nos han legado la riqueza de su memoria, que nos permite captar la belleza de un racimo de glicinias, la fragilidad de una palabra, la fuerza de la admiración. Más aún, nos ofrecieron pies para caminar hasta nuestros sueños, hasta el infinito. Tal vez nos baste esto como equipaje para proseguir por nosotros mismos nuestro camino. De lo contrario, lastraríamos inútilmente el trayecto con pertenencias que transportar, que cuidar, que mantener.

Un proverbio vietnamita dice: «Sólo quienes llevan el pelo largo tienen miedo, pues nadie puede tirar del pelo a quien no lo tiene». Por eso intento en lo posible adquirir solo cosas que no superen los límites de mi cuerpo. (Kim Thúy; Ru; Periférica, pag. 65-66)

Errar. Luigi Amara

Errar

Errar como válvula de escape.

Sentir cómo el pensamiento

respira nuevamente.

Cómo se recompone y cobra vuelo

contagiado por la jovialidad de los pies.

Cómo se desmelena

y le crecen las barbas

de la deambulación dadaísta.

Triztan Tzara marchando

con Kropotkin.

Ya no más una botánica del asfalto.

La irreverente explotación

de lo banal.

La desfachatez del paseo

que no persigue nada.

El pulso interrumpido

sobre el gran mapa en blanco

de la pérdida de control.

Triunfo de la inestabilidad

sobre las decisiones

De la libre flotación

sobre el itinerario.

Dinamita

en la estructura del día.

La desorientación como camino.

Los pies toman por asalto

la cabeza

y la desoyen.

Los pies al fin

en el lugar de la cabeza. (Luigi Amara; A pie; Almadía, pag. 34-35)

Pasear. Menchu Gutiérrez

Pasear es un placer y, también, una suerte de disciplina de la esperanza; porque el verdadero paseante es aquel que se mantiene en un estado de máxima alerta, siempre atento a los regalos que el camino pueda ofrecer. (Menchu Gutiérrez en Robert Walser; El paseo; Siruela, pag. 10)

El verdadero libro. Bohumil Hrabal

Los verdaderos pensamientos provienen del exterior, van junto al hombre como su fiambrera de fideos y por eso todos los inquisidores del mundo queman los libros en vano, porque cuando un libro comunica algo válido, su ritmo silencioso persiste incluso mientras lo devoran las llamas, y es que un verdadero libro siempre indica algún camino nuevo que conduce más allá de sí mismo. (Bohumil Hrabal; Una soledad demasiado ruidosa; Galaxia Gutenberg, pag. 8)

Ser humano es vivir haciendo un trayecto. Joan-Carles Mèlich

Ser humano es vivir haciendo un trayecto, haciendo un camino, un camino incierto que no se sabe adónde va a parar; es vivir expuesto, sometido al riesgo de los sucesos y de los acontecimientos. No se puede confundir un suceso con un acontecimiento. En ambos casos hay algo que irrumpe, pero mientras que en el suceso mi vida no se ve alterada de manera sustancial, y puede continuar con cierta normalidad, en el caso del acontecimiento, se produce una grieta en mi tiempo, y nada puede volver a ser como antes. (Joan-Carles Mèlich; La experiencia de la pérdida; Fragmenta, pag. 14)

La historia de los senderos es nuestra historia. Torbjørn Ekelund

El sendero y el paisaje están unidos de manera irrevocable. Lo mismo ocurre con los seres humanos. Nos comprendemos a nosotros mismos en la relación que guardamos con el paisaje en el que nacemos. Más que cualquier otra cosa, este constituye el marco de nuestra existencia. Cuando caminamos por un paisaje, hacemos algo que percibimos como profundamente significativo. Nos desplazamos como se supone que debemos hacerlo. El ritmo nos permite mirar a nuestro alrededor, absorber el mundo, contemplar cómo se transforma lentamente, escuchar sonidos, percibir olores, sentir el viento, el sol y la lluvia en el rostro y el suelo bajo nuestros pies, que se transforma a medida que caminamos.

Los caminos son los relatos de los caminantes. Tienen un principio, una mitad y un final. Apuntan hacia delante, hacia la meta del trayecto, pero también señalan hacia atrás, a todos los que los han recorrido antes que nosotros y a los que imprimieron sus primeras huellas. La historia de los senderos es nuestra historia. (Torbjørn Ekelund; Senderos. El deseo de viajar a pie; Volcano, pag. 21)

Vagar. Luigi Amara

Una vez que me encuentro vagando

me gusta ‒como a Hazlit‒

vegetar por la calle.

Hay un placer eminentemente solitario

en dejarse ir

doblar la esquina

en vez de seguir de frente

retorcer el camino

hasta hacerlo serpenteante.

Resbalar por la curvatura

de la materia.

Ser arrastrado mecido jalonado

perderme en los objetos

que salen a mi encuentro.

Oscilar

de acuerdo a las vibraciones de la calle (Luigi Amara; A pie; Almadía; pag. 22)

La calle. Matthew Beaumont

«La calle, con sus cuidados y sus miradas, era mi verdadero elemento», declara Breton, «allí podía probar, como en ningún otro lugar, los vientos de la posibilidad». La calle, lugar de las gestiones más rutinarias, como hacer la compra, es también un laboratorio social en el que se pueden poner a prueba todo tipo de potencialidades utópicas. La calle es el reino de lo trivial; pero, como sugiere el origen etimológico de esta palabra en inglés, que proviene del vocablo en latín para el lugar en el que confluyen tres caminos, normalmente en los volátiles márgenes de la ciudad, donde se congregan y circulan inmigrantes de todo tipo, es también un lugar de experimentación social dinámica. Es un punto de intersección, cruzado por pies inquietos, repleto de posibilidades creativas para la vida colectiva. (Matthew Beaumont; El caminante. Encontrarse y perderse en la ciudad moderna; Alianza, pag. 15-16)