Mirarnos. Gabriela Consuegra

Él me mira, entre el asombro y el llanto, y me devuelve una sonrisa dulce y rota que me atraviesa.

Las palabras no hacen falta, nos miramos como nunca se han mirado dos personas en el mundo. Como nunca se volverán a mirar. El momento nos consume. La gratitud de habernos elegido, de habernos encontrado, de ser los mejores amigos. La certeza de que mientras estuvimos juntos jamás estuvimos solos. El asombro de ser felices por un instante, porque existimos. Y, al final, el dolor de dejarnos ir, de saber que «aunque el amor nos une, nos separa la vida». (Gabriela Consuegra; Ha pasado un minuto y queda una vida; Temas de hoy, pag. 151)

Dar las gracias. Delphine de Vigan

¿Os habéis preguntado alguna vez cuántas veces al día dais las gracias? Gracias por la sal, por la puerta, por la información.

Gracias por el cambio, por el pan, por el paquete de tabaco.

Unas gracias de cortesía, de conveniencia, automáticas, mecánicas. Casi huecas.

A veces tácitas.

A veces demasiado enfáticas: Gracias a ti. Gracias por todo. Infinitas gracias.

Gracias de verdad.

Unas gracias profesionales: Gracias por su respuesta, por su atención, por su colaboración.

¿Os habéis preguntado alguna vez cuántas veces en la vida habéis dado realmente las gracias? Unas gracias sinceras. La expresión de vuestra gratitud, de vuestro agradecimiento, de vuestra deuda.

¿A quién?

¿Al profesor que os abrió la puerta al mundo de los libros? ¿Al joven que intervino cuando os agredieron en la calle? ¿Al médico que os salvó la vida?

¿A la vida misma? (Delphine de Vigan; Las gratitudes; Anagrama, pag. 11-12)