También los sentimientos tienen su ritmo. El amor es aceleración. Como si corrieras los cien metros. Cuando rompes la cinta puedes estar tranquilo.
La soledad es un maratón. Avanza lenta, no se apresura, cada paso cuesta más de dar y cuando llegas a la meta no es el final sino el principio.
Entonces aprendes a caminar pegado a las paredes, a evitar a los otros, a hablar solo, a no mirarte al espejo, a dormir sin soñar y a despertar sin esperanza. (Theodor Kallifatides; Un nuevo país al otro lado de mi ventana; Galaxia Gutenberg 2023; 87-88)