Utopía, caminar, detalles

“La utopía está en el horizonte.

Camino dos pasos, ella se aleja

dos pasos y el horizonte se corre

diez pasos más allá. ¿Entonces para qué sirve la utopía?

Para eso, sirve para caminar.” (Eduardo Galeano)

Este texto acompañaba al precioso detalle que me he encontrado hoy a la vuelta tras caminar por Baranbio con los ‘paseantes’ de los martes.

Detalles que a uno le hacen feliz.

¡Gracias M & M! y también A.

Utopía consumista. Zygmunt Bauman

La perspectiva de poblar el mundo con personas más generosas e inducir a la gente a que se cuide más entre sí no figura en el panorama de la utopía consumista. Las utopías privatizadas de cowboys y cowgirls de la era consumista nos muestran en cambio un mundo con mucho ‘espacio libre’ (libre para , por supuesto), un tipo de espacio libre donde el moderno consumidor líquido, empecinado en su carrera de solista, siempre necesita más y nunca tiene suficiente. El espacio que necesita el moderno consumidor líquido, y que debe defender con uñas y dientes, sólo puede conquistarse desalojando a otros seres humanos, precisamente la clase de seres humanos que sí se ocupan de los demás o necesitan de sus cuidados. (Zygmunt Bauman; Vida de consumo; FCE, pag. 75-76)

Abrirse camino. Paco Puche

¿Cómo abrirnos camino ante este panorama de dificultades y paradojas? Se me ocurre que avanzando en tres direcciones simultáneas. Una, analizando los conocimientos y las tendencias del presente en el orden general del saber… Otra, aprovechando la virtualidad de lo que los psicólogos de la comunicación (Escuela de Palo Alto) llaman las “Profecías autocumplidoras”. Es decir, el efecto que sobre la realidad futura tienen los deseos individuales y colectivos que a fuerza de señalar las tendencias terminan impulsándolos y configurándolos. Y una tercera, ejerciendo la función profética, no sólo en su dimensión anticipadora, sino especialmente en su función denunciadora de los obstáculos que hoy impiden nuestros proyectos, nuestras utopías. (Francisco Puche; Un librero en apuros. Memorias de afanes y quebrantos; Genal; pag. 24-25)

Elección. Luis García Montero

Toda actuación, como toda elección de una palabra, tiene sus consecuencias, y hay que responsabilizarse no solo de la elección, sino también de las consecuencias en segundo grado. Las utopías son útiles, pero sólo si estamos dispuestos a discutir el alcance de sus colmillos. (Luis García Montero; Inquietudes bárbaras; Anagrama, pag. 204)

¡Sé realista! Anjel Lertxundi

¡Sé realista!, he ahí un precepto típico del poder, del sistema, de un mundo presuntamente bien hecho. Puesto que el realismo se configura a tenor de los criterios marcados por el poder, se debe renunciar a la utopía a la posibilidad de hacer las cosas de otra manera. En contrapartida, el realismo ofrece la practicidad del dinero y del triunfo. Quien no es realista es tonto, o ciego o un provocador que pretende sembrar cizaña, como todo el mundo sabe. (Anjel Lertxundi; Vida y otras dudas; Alberdania, pag. 82)

El dolor. Anjel Lertxundi

El dolor es uno de los más potentes frenos de la libertad humana. Nos recuerda que somos carne mortal, pasto de gusanos.

La religión santifica el dolor, hasta el punto de convertirlo en eje de su discurso, precisamente porque limita la autonomía humana. La patente de la invención de Dios es propiedad de la muerte. (Anjel Lertxundi; Vida y otras dudas; Alberdania, pag. 91)

Que el dolor nos deje un día en paz, he ahí una definición de la utopía. (Anjel Lertxundi; Vida y otras dudas; Alberdania, pag. 178)

Utopía. José Tolentino Mendonça

Puede que la utopía no sea simplemente una pregunta hecha al futuro, sino una interrogación sobre el modo de invocar nuestro pasado, el remoto y el inmediato, a un presente que acepte el riesgo de incertidumbre como lugar posible de su reinvención. (José Tolentino Mendonça; Pequeña teología de la lentitud; Fragmenta, pag. 51)

Miedo. Anjel Lertxundi

Desde que el mundo es mundo, el miedo es el candado de que se ha servido el poder para encadenar el futuro -la utopía, la innovación, la justicia-. La blanca sábana del miedo anuncia el crudo invierno. (Anjel Lertxundi; Vida y otras dudas; Alberdania, pag. 186)