Emigrantes. Leonhard Frank

Con el paso del tiempo, la esperanza de los emigrantes de regresar a su patria se desintegró y desapareció. La palabra «desarraigado» adquirió su significado más cruel. Los emigrantes no pertenecían a ningún sitio y pasaron a adoptar la forma de caminar propia de un perro que se ha perdido y vaga por ahí; unos andares que eran especialmente pesados cuando, en el país de acogida, trataban de ganarse lo que necesitaban para la cruda realidad. Trabajar estaba prohibido y se castigaba duramente, en última instancia con la deportación a un país donde también trabajar estaba prohibido y se castigaba duramente. Los emigrantes habían salvado la vida, una vida que, para algunos, ya no merecía la pena vivirse. Muchos se suicidaron. (Leonhard Frank; A la izquierda, donde el corazón; errata naturae, pag. 223)

Lentitud y actitudes. Pierre Sansot

He querido describir algunas actitudes que dejan espacio a esta lentitud y nos aseguran un alma invariable.

Vagar: tomarnos tiempo, dejarnos guiar por nuestros pasos, por un paisaje.

Escuchar: ponernos a disposición de otra palabra a la que concedemos crédito.

El aburrimiento: no el no querer nada, sino la aceptación y el gusto por lo que se repite hasta la insignificancia.

Soñar: instalar en nosotros una conciencia crepuscular pero alerta, sensible.

Esperar: con el fin de ampliar el horizonte de la forma más vasta y libre posible.

La provincia interior: la parte marchita de nuestro ser, una representación de lo anacrónico.

Escribir: para que poco a poco se abra paso en nosotros la verdad.

El vino: escuela de sabiduría.

Moderato cantabile: la medida más que la moderación. (Pierre Sansot; Del buen uso de la lentitud; Tusquets, pag. 13-14) 

Dejarse ir. Luigi Amara

Dejarse ir.

Sin dirección alguna.

A merced de los altibajos

del terreno.

Sobre el plano

inclinando de la irreflexión.

Rodando

por la pendiente

como si los pies

fueran capaces de mirar.

“Mantenerse de cara

al sentido del viaje.”

Zug

zak

zug

zak

Es la reapropiación dinámica

del territorio.

Ese sistema efímero de relaciones

que cada paso inaugura

y destruye y recompone cada vez.

La vibración pasional del espacio

al cruzarlo.

La isla

que inventa el pie

al avanzar. (Luigi Amara; A pie; Almadía, pag. 27-28)

Vagar. Luigi Amara

Una vez que me encuentro vagando

me gusta ‒como a Hazlit‒

vegetar por la calle.

Hay un placer eminentemente solitario

en dejarse ir

doblar la esquina

en vez de seguir de frente

retorcer el camino

hasta hacerlo serpenteante.

Resbalar por la curvatura

de la materia.

Ser arrastrado mecido jalonado

perderme en los objetos

que salen a mi encuentro.

Oscilar

de acuerdo a las vibraciones de la calle (Luigi Amara; A pie; Almadía; pag. 22)