Creo que la quietud es el alimento del recuerdo. La nostalgia cae del lado de los que nos quedamos, y sé de lo que hablo. No hay nada que me deje más pensativa que ir a despedir a alguien […]
Los viajeros huyen de la nostalgia. Cuando se viaja no hay tiempo para la memoria. Los ojos están llenos, los músculos cansados. Apenas queda fuerza ni atención para otra cosa que no sea seguir moviéndose. (Andrés Neuman; El viajero del siglo; Alfaguara, pag. 518)