Incertidumbre. Salvador Pániker

Vivir en la era de la incertidumbre exige una mentalidad nueva, un plus de creatividad. La idea que nos vendieron de que el mundo iba a ser cada vez más fácil es una verdad a medias. A medida que aumentan las ventajas crecen los riesgos. Y hoy el mayor de todos ellos es vivir sin certezas absolutas. Ésa es la esencia de la democracia. (Salvador Pániker en César Coca; Entrevista con la cultura; Bassarai, pag. 124)

Promesas. Marina Garcés

Hacer promesas es hinchar el presente de futuro, introducir previsibilidad en la incertidumbre y sentido de responsabilidad en lo que desconocemos. Jugamos a hacer mundos en medio de la nada. (Marina Garcés; Malas compañías; Galaxia Gutenberg, pag. 24)

Vulnerabilidad. Jean-Claude Carrière

Después de todos los años que llevo escribiendo, para cine y teatro, tantas escenas llamadas de «ficción», en las que hombres y mujeres imaginados hacen frente, mediante palabras y actos, a acontecimientos que no se esperaban, me parece que lo esencial para que esas escenas cobren vida es descubrir en los personajes ese territorio de fragilidad donde a buen seguro podemos encontrarnos ellos y yo.

Entre nosotros, lo llamamos «vulnerabilidad». Es la hendidura en el caparazón, el lugar donde podrán herirnos más fácil y gravemente. Una zona de incertidumbre, de temblor, ese punto sensible que normalmente no hay que tocar (pero una ficción es siempre anormal, poco habitual), esa parte del ser donde el personaje que estamos contando, que a veces sentimos lejos y en otros momentos muy cerca, parece curiosamente esperar, y en ocasiones incluso provocar, la desgracia que va a abatirse sobre él.

Es ahí donde verdaderamente nos encontramos y nos reconocemos. Es también ahí, en los mejores casos, donde nos sorprenden nuestros personajes, como si de pronto cobrasen vida propia, a ese nivel de ordinario disimulado en que toda comedia desaparece, en que toda proyección se desmorona.

Mientras no descubramos ese territorio secreto, que sin duda existe en cada uno de nosotros, seguiremos en el terreno simplificado del vodevil o el melodrama, un sembrado superficial en el que agitamos marionetas, hombres y mujeres trazados con un solo golpe de pluma y una vez más reducidos a un esquema y, por lo tanto, a una mentira. (Jean-Claude Carrière; Fragilidad; Península, pag. 219)

Ser humano es vivir haciendo un trayecto. Joan-Carles Mèlich

Ser humano es vivir haciendo un trayecto, haciendo un camino, un camino incierto que no se sabe adónde va a parar; es vivir expuesto, sometido al riesgo de los sucesos y de los acontecimientos. No se puede confundir un suceso con un acontecimiento. En ambos casos hay algo que irrumpe, pero mientras que en el suceso mi vida no se ve alterada de manera sustancial, y puede continuar con cierta normalidad, en el caso del acontecimiento, se produce una grieta en mi tiempo, y nada puede volver a ser como antes. (Joan-Carles Mèlich; La experiencia de la pérdida; Fragmenta, pag. 14)

Incertidumbre. Jenny Erpenbeck

La pronunciación debe sonarles extraña, dice él, y los verbos irregulares…

No es eso. En la vida de esos hombres hay tantas incertidumbres que no les queda sitio en la cabeza para las palabras. No saben qué será de ellos. Tienen miedo. Cuesta aprender una lengua cuando no sabes para qué lo haces.

¿Cuánto hace de la última vez que estuvo con una mujer?

Lo que esos hombres necesitan para estar tranquilos es paz, dice la profesora. Nunca hasta ahora lo había visto así: lo que a él le parece paz, para esos hombres, mientras no se les permita llegar, sigue siendo la guerra. (Jenny Erpenbeck; Yo voy, tú vas, él va; Anagrama, pag. 93)

Descubirmientos. Franco Michieli

Los descubrimientos a los que nos lleva la experiencia, el cansancio físico, el contacto con los mínimos sucesos de la vida de un territorio y la incertidumbre sobre adónde lleva un sendero son quizá más valiosos que el sentimiento de lo sublime elaborado solo con el pensamiento. La inmersión en el curso de la vida nos hace sentir más pequeños, también de espíritu, y no más grandes. (Franco Michieli; La vocación de perderse; Siruela, pag. 84)

Utopía. José Tolentino Mendonça

Puede que la utopía no sea simplemente una pregunta hecha al futuro, sino una interrogación sobre el modo de invocar nuestro pasado, el remoto y el inmediato, a un presente que acepte el riesgo de incertidumbre como lugar posible de su reinvención. (José Tolentino Mendonça; Pequeña teología de la lentitud; Fragmenta, pag. 51)

La incertidumbre. Zygmunt Bauman

La incertidumbre es el hábitat natural de la vida humana, si bien la  esperanza de escapar de esta incertidumbre es el motor de nuestra búsqueda vital. Escapar de la incertidumbre es un ingrediente esencial, aunque sólo sea tácito o supuesto, de todas y cada una de las imágenes combinadas de la felicidad. Esto explica por qué la felicidad ‘genuina, verdadera y completa’ siempre parece encontrarse a cierta distancia: como un horizonte que sabemos que se aleja cada vez que intentamos acercarnos a él. (Zygmunt Bauman; El arte de la vida; Paidós, pag. 32)

Reflexionar. Jorge Wagensberg

Pensar es la actividad de una mente cuando conversa consigo misma.

Reflexionar es la actividad de una mente cuando conversa consigo misma después de reflejarse en el resto del universo. (Jorge Wagensberg; A más cómo, menos por qué; Tusquets, pag. 28)

La reflexión fomenta la independencia del individuo respecto de la incertidumbre. (Jorge Wagensberg; A más cómo, menos por qué; Tusquets, pag. 136)

Incertidumbre. Andrés Neuman

Querido, dijo Hans, ¡te has vuelto conservador! Eso lo dices, negó Álvaro, porque eres joven. Cuando uno es joven le gusta jugar a la incertidumbre. Pero al hacerte mayor vas perdiendo casi todas las certezas, y te aferras como un perro a lo poco que conoces: tu amor, tu familia, tu territorio. (Andrés Neuman; El viajero del siglo; Alfaguara, pag. 386)

Incertidumbre. Zygmunt Bauman

La incertidumbre es el hábitat natural de la vida humana, si bien la esperanza de escapar de esta incertidumbre es el motor de nuestra búsqueda vital. Escapar de la incertidumbre es un ingrediente esencial, aunque sólo sea tácito o supuesto, de todas y cada una de las imágenes combinadas de la felicidad. Esto explica por qué la felicidad ‘genuina, verdadera y completa’ siempre parece encontrarse a cierta distancia: como un horizonte que sabemos que se aleja cada vez que intentamos acercarnos a él. (Zygmunt Bauman; El arte de la vida; Paidós, pag. 32