Ahora mismo me voy quedando lentamente al margen del tiempo. Si quisiera cambiar algo, debería hacerme a la idea de que requeriría una gran determinación. Y, aun así, la diferencia sería poca, fuera para bien o para mal. No me queda más que aceptar todo lo que es parte de mí, porque es lo que he elegido y se ha convertido en lo que soy ahora. Sin embargo, la mayoría de las personas se da cuenta de esto demasiado tarde. Cómo duele el tiempo perdido en mirar hacia el pasado o hacia el futuro, todo menos lo que no se tiene en el presente. Tal vez el arrepentimiento sea cosa de viejos a quienes no les queda mucho tiempo.
No sé cómo explicar esto, porque es difícil comprender lo que no se experimenta de primera mano. (Kim Hye-jin; Sobre mi hija; Las afueras, pag. 31)